Estas estructuras constituyen los principales integrantes estructurales
de las células de todos los seres vivos. Pese a la gran cantidad de proteínas
que existen en el cuerpo todas ellas están constituidas por 22 aminoácidos, de
los cuales nueve son esenciales, no los produce el cuerpo y deben incorporarse
con la alimentación para evitar carencias.
Si bien por gramo cada proteína puede producir el mismo caudal de
calorías que un hidrato de carbono (4,1 cal), durante las actividades físicas,
no constituye aliados importantes a la hora de utilizarlos como fuente
energética. Para que esto ocurra deberán deplesionarse los cho y los lípidos,
para que se transformen en sustratos energéticos predominantes.
tablas (numero 34) à corresponde
Figura N° 11
Dado que en el organismo ocurren constantes síntesis, degradación y
transformaciones de proteínas, normalmente existe un equilibrio dinámico entre
síntesis y catabolismo de las mismas. Como fuente energética no son
importantes, sin embargo, toman cada vez
mayor preeminencia a medida que los entrenamientos o prácticas deportivas son
más largas en tiempo y, particularmente, cuando las incorporaciones de
alimentos intra esfuerzo resulta insuficiente. Las cantidades de proteínas
necesarias en la actividad física siguen siendo en la actualidad, como muchos
otros aspectos, tema de controversias.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estableció el mínimo proteico
diario en 0,4 a 0,8 g/kg/día; otros autores han establecido esta variabilidad
entre los 0,5 a 1g/kg/día y los más acérrimos defensores de las ingestas
hiperproteicas con relación al ejercicio sientan sus datos entre los 1,5 a 3,8
g/kg/día, no obstante, estas administraciones de proteínas, mantenidas en el
tiempo, tienden a ocasionar alteraciones metabólicas como hiperuricemias y
dislipemias, habida cuenta que los adeptos a estos regímenes hiperproteicos lo
hacen a expensas de incorporar altas dosis de dietas carneas con elevado
ingreso de grasas animales.
Desde el punto de vista metabólico la combustión de las proteínas
requiere más presencia de oxígeno que la necesaria a las de las grasas y,
también existen, grandes dificultades para incrementar las reservas proteicas
con fines de incrementar las reservas energéticas del organismo. Para evitar
estos inconvenientes de la dieta hiper proteica se recurre a los concentrados
proteicos, tan difundidos en nuestro país, sin control de las autoridades
competentes y, lo que es peor aún, de venta libre, fuera del ámbito de: la
Oficina de Farmacia. Al carecer de la información necesaria, desconocemos que
contienen con certeza y si sus “dosis” son reales o ficticias, por lo que
desaconsejamos su uso, aun el esporádico.
En general puede estimarse la contribución de las proteínas como fuente
energética durante el ejercicio entre un 2 a un 10%. Al momento de escribirse
este texto, no existen evidencias firmes en el sentido que la ingesta, más allá
de los límites fijados aquí, sean éstas como aminoácidos de cadena ramificada,
mezclas de proteínas o mezclas de amino ácidos especiales, ofrezca un mejor
panorama ni para el metabolismo de los hidratos de carbono ni para el
rendimiento físico en la práctica deportiva.
No ocurre lo mismo cuando el objetivo es el incremento de la masa
muscular, donde la ingesta de proteínas junto a carbohidratos (mínimo 50%)
puede ameritar, por efecto insulínico, un incremento de los depósitos proteicos
(por síntesis) de las fibras musculares; no obstante, este efecto “agudo” no ha
sido estudiado en el tiempo como para advertir si esta respuesta se traduce,
efectivamente, en un aumento de la masa muscular.
En otro contexto y considerando a las proteínas, especialmente a los
amino ácidos de cadena ramificada como coadyuvantes del retraso de la aparición
de fatiga muscular, al momento no se han publicado estudios concluyentes al
respecto y, más aún, una ingesta exagerada de amino ácidos aumenta el nivel
amoniacal, que en si mismo es productor de fatiga muscular. Es evidente la
necesidad de continuar investigando hasta llegar a conclusiones valederas.
Pautas Generales de
la Alimentación Pre y Post actividad física
Estas pautas generales se pueden aplicar para todos aquellos
que hacen una práctica sistemática de estímulos aeróbicos; aunque en mayor o
menor medida también lo son para los restantes deportistas pero no deben
aplicarse a casos puntuales o particulares.
FUENTE: Colegio de Farmacéuticos de la Provincia de Buenos Aires. Departamento de Educación y Actualización Profesional. (2003). Curso: El Farmacéutico como Agente de Salud en la Calidad de Vida de la Población. La Plata: Colegio de Farmacéuticos de la Provincia de Buenos Aires. (Formato APA)
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