Madre
Los brazos y caricias de ellas son el mejor aliciente para una jornada agitada. En sus labios siempre podremos encontrar una palabra que reconforte o un simple beso cargado de amor y de ternura.
Ellas son las que mejor conocen nuestros límites emocionales, tienen la fuerza que necesitamos cuando damos un tropezón y nos brindan su hombro como apoyo para ponernos de pie nuevamente.
Muchas veces el amor de madre no viene de la persona que nos cobijo durante nueve meses dentro de su vientre, si no, de alguien que ocupa ese lugar con la misma pasión y entrega. Su compromiso va más allá de los lazos de sangre y no miden límites a la hora de brindar su amor.
Todos estos motivos son suficientes para que cada día les recordemos lo mucho que las amamos, por eso este domingo le debemos dedicar nuestra mejor sonrisa y hacerles llegar un gesto de amor como el que ellas nos brindan cada día.
Los brazos y caricias de ellas son el mejor aliciente para una jornada agitada. En sus labios siempre podremos encontrar una palabra que reconforte o un simple beso cargado de amor y de ternura.
Ellas son las que mejor conocen nuestros límites emocionales, tienen la fuerza que necesitamos cuando damos un tropezón y nos brindan su hombro como apoyo para ponernos de pie nuevamente.
Muchas veces el amor de madre no viene de la persona que nos cobijo durante nueve meses dentro de su vientre, si no, de alguien que ocupa ese lugar con la misma pasión y entrega. Su compromiso va más allá de los lazos de sangre y no miden límites a la hora de brindar su amor.
Todos estos motivos son suficientes para que cada día les recordemos lo mucho que las amamos, por eso este domingo le debemos dedicar nuestra mejor sonrisa y hacerles llegar un gesto de amor como el que ellas nos brindan cada día.
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